Aún con la rabia y pena que me despiertan saber de un nuevo caso de violación con asesinato de una adolescente escribo estas líneas.
Sí golpear, insultar, abandonar o simplemente ignorar a un niño o adolescente, no cubrir sus necesidades mínimas son ya signos de cuanta maldad puede haber en un corazón humano, resulta más infame y cruel hacerlos víctimas de una ataque sexual.
En los último años estamos viendo cual ola que arrasa y pasa por sobre nuestras cabezas numerosos casos de este tipo de violencia que sirvio para que nuestro mandatario de turno hiciera campaña mediática sobre la pena de muerte en los sectores más populares pero de ahí todo silencio, a nadie parece importarle el asunto.
Silencio que permite que cada día la cifra de víctimas aumente y cada una de ellas forme parte de la lista enorme de la crónica policial, programas de tele domingueros con reportajes a la familia, los culpables, entierro de la víctima, etc. y luego asunto olvidado.
Como sociedad no estamos respondiendo, estamos dejando expuestos a ser agredidos a los más vulnerables y no estamos haciendo nada para evitarlo. Ni el Ministerio de Salud ni el de Educación estan haciendo nada al respecto.
La última víctima fue ya antes atacada por su asesino y la madre sabiendolo no hizó nada más, no lo denunció permitiendo en su ignorancia que su hija se expusiera otra vez a éste, que la mato a golpes cuando la pobre se defendía. Lo terrible es que no es la primera vez que escucho decir a una niña que su madre y/ o familia sabía pero no le creyo, no dijo nada o peor aún la llamo mentirosa. Vergüenza dicen que sienten más aún si el agresor es de la misma familia, vergüenza de hablar porque las inocentes creen en su cabecita que de algún modo tuvieron la culpa. Miedo dicen otras, miedo porque los abusadores las amenazan y se sienten indefensas, solas.
Entonces que hacer? Educar , prevenir creo son la regla de oro. Ya que las familias no estan cumpliendo su rol nosotros pofesionales de salud, adultos desde el lugar donde estamos hablemos, exijamos no pena de muerte o reglas punitivas para salir del paso cual circo romano sino acciones efectivas y realistas.
El paso previo es la educación sexual y dentro de ella, hablar con claridad y en forma real con nuestros niños y adolescentes no con afán de crear un clima de desconfianza o temor sino de forma que ante cualquier situación de riesgo sepan como defenderse.
y sobre todo que sepan donde y con quien buscar ayuda.
Ya es tiempo de detener esta ola, algo debemos hacer, empezemos en cada lugar que tengamos chance hablemos con los niños, los padres, los profesores, instituciones. Como pediatras nos importa, deberiamos tener como parte de nuestro trabajo diario la búsqueda de casos y la prevención.
Que el silencio, el miedo y la vergüenza no creen más víctimas, que no maten más niñas, niños y adolescentes de forma tan cruel e inhumana. nadie merece sufir ese dolor, ese daño, tanta maldad.
Iliana Romero Giraldo
Afectividad Y Sexualidad Adolescente
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